Conocida como la más importante cantante en la historia de Cabo Verde, Cesária Evora, apodada también "la diva de los pies desnudos", apodo ganado a pulso apareciendo sin calzado en sus actuaciones, en homenaje a los más desfavorecidos, falleció ayer a los 70 años de edad en su país natal apenas unos meses después de abandonar la música por problemas de salud.
A finales de septiembre, Cesária Evora anunció su despedida por consejo médico y desde París, en donde se encontraba, decidió volver a su país para pasar allí "sus últimos días", según comunicaron su agente, José da Silva, y al Ministerio de Cultura de Cabo Verde.
Atrás deja una larga carrera en el mundo de la música (45 años), en la que grabó más de una veintena de álbumes, que le reportó un éxito tardío pero internacional, con el que dio a conocer el blues caboverdiano, la morna, con la que logró transmitir la melancolía de su país.
La cantante caboverdiana, madre de dos varones, murió debido a una "insuficiencia cardio-respiratoria aguda y tensión cardiaca elevada", según el parte médico divulgado por los medios de información portugueses. Ya en 2008 padeció graves problemas de salud, cuando sufrió un repentino infarto cerebral mientras se encontraba de gira por Australia. El último comunicado de su discográfica, Lusafrica, data de septiembre pasado. En el se destaca que los médicos que la seguían en la capital gala le "ordenaron" anular su próxima gira de conciertos y ella, de acuerdo con su productor y manager, José da Silva, decidió poner fin a su carrera.
Evora, nacida en la ciudad de Mindelo, en la isla de San Vicente (Cabo Verde) un 27 de agosto de 1941, siempre estuvo rodeada de canciones e instrumentos como los que tocaba su padre, Justiniano de la Cruz, profesional del violón y el violín, o su hermano Lela, al saxofón. A los 16 años Cise, como la llamaban los más allegados, comenzó a actuar en bares y hoteles, con canciones cargadas de esa melancolía que impregnó toda su obra y que fueron recopiladas en un disco editado en 2008, Rádio Mindelo.
Su voz grave, convirtió sus canciones en poco menos que inconfundibles, acompañadas siempre de los ritmos propios de su tierra, influenciados por la colonización portuguesa y sus raíces africanas. Coincidiendo con la independencia de Cabo Verde de Portugal, en 1975, la cantante vivió una época de depresión, cuando dejó de lado la música durante una década y cayó en el consumo abusivo de alcohol, concretamente el grog, un aguardiente tradicional caboverdiano.
Las mornas -que algunos conectan con el fado luso- y coladeras -similares a las anteriores, pero de ritmo más acelerado- de Cesária Evora no salieron de Cabo Verde hasta finales de la década de los 80. El resurgir de la diva de los pies desnudos -apodada así por su costumbre de salir al escenario con los pies desnudos, como era costumbre en su tierra natal- llegó a partir de 1985, cuando viajó a Lisboa y comenzó a cantar en un local con música en vivo de la capital lusa, donde grabó su primer trabajo en solitario.
Dos años después, el productor José da Silva la escuchó y le propuso grabar un nuevo álbum en París, titulado precisamente La diva descalza, como se le conoce desde entonces. A este disco, que no suscitó el entusiasmo entre la crítica, le siguió Mar azul, en 1991, y apenas un año después Miss Perfumado, con el que asombró al mundo y comenzó a viajar con la morna, logrando el reconocimiento y éxito internacionales, a sus 50 años.
Desde entonces recorrió el mundo entero con su inconfundible voz y compartió escenario con algunos de los más reconocidos artistas, como Compay Segundo, Chucho Valdés o Caetano Veloso. Evora recibió numerosas distinciones, entre ellos el Premio de la Música de la Unesco (1998), un Grammy al Mejor Álbum (2004) y la consideración de Caballero de la Legión de Honor de Francia hace tan solo dos años.
¡Vuela Cesaria, vuela...!
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