sábado, 10 de marzo de 2012

Risueña Noa

El pasado viernes día 2 de Marzo estuve en un concierto de Noa en el Teatro Gayarre (Pamplona). Era ya la cuarta vez que la veía en directo, la había visto dos veces en Navarra, una en el Auditorio de Barañain en 2005, donde ya me cautivó completamente, otra en Javier, al lado del Castillo en 2006, donde conseguí "engañar" a 6 amigos y una última vez en Madrid en 2009, precisamente un 7 de Abril, mi cumpleaños, presentando su disco Genes&Jeans.


El directo de Noa asombra porque aprovecha para descubrir siempre una nueva faceta de su potencial. Es un verdadero lujo en escena, una cantante que emociona, y además lo transmite, que te embelesa tanto con sus cantos más líricos como te hace tragar saliva al interpretar el canto de su tierra yemenita. Comenzó el concierto, descalza, con un bloque dedicado a los temas tradicionales de su repertorio como Mishaela, I don't know, Wildflower... El concierto avanzó en sorpresas agradables, Noa convirtió su pecho en un instrumento de percusión, percutiéndolo con las palmas de las manos a la vez que continuaba cantando, una canción, titulada Yuma, que, según dijo, se la cantaba su abuela. Continuó haciendo un dueto con su percusionista con una simple lata metálica de aceite y ese momento fue simplemente espectacular. Después ofreció otro bloque a guitarra y voz donde interpretó 3 temas de su nuevo trabajo "Noapolis", de canciones napolitanas.


Poco a poco Noa mostró todo un derroche vocal. En el escenario fue torrencial, sabiéndose dosificar, risueña, magnética, maravillosa. Con una voz perfectamente afinada, graves poderosos y agudos perfectamente cristalinos, sin forzar, salían de su cuerdas vocales de la manera más natural. Remató con sus canciones cantadas en castellano como Otra vez o Uno queriendo ser dos. Reservó para los bises la canción que grabó a duo junto a Joan Manuel Serrat Es caprichoso el azar y el tema principal de la BSO de La vida es bella, donde todos cantamos junto a ella en castellano y en hebreo como buenamente pudimos. Hay que alabar su código gestual, la manera de "cantar" de sus manos, su coreografía con pasos de baile al estilo yemenita, su derroche de sentimiento, pasión, sinceridad, tensión escénica, humor oportuno...


Forjó al detalle una tarde-noche de intensidad musical pero también de detalles, de sutileza, de simpatía que pudimos comprobar nosotros mismos en el Meet&Greet, que gracias a Syntorama, pudimos disfrutar junto a ella y a Gil Dor, el magnífico guitarrista, amigo y compañero de fatigas. Maravillosas personas ambas. Me acordaré siempre que cuando entró en la sala donde estábamos esperándola con una copita de cava, nos dio la mano a todos uno a uno y al verme me dijo: "I saw you". La explicación es que llevé ese día una camiseta blanca con grandes letras en negro y, al parecer, me debió ver desde el escenario... ¡Qué grande eres Noa!




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