domingo, 24 de abril de 2011

Cerveza Leffe

La abadía de Leffe se fundó en 1152 a orillas del río Mosa, en el sur de Bélgica y a lo largo de su historia soportó épocas bastante duras; en 1460 la destruyó una inundación, un incendio la borró del mapa en 1466 y entre 1735 y 1794 fue saqueada en numerosas ocasiones por soldados que la dejaron hecha unos zorros, mirando para Tudela. En el siglo XX los monasterios se adaptaron a las condiciones económicas modernas y empezaron a fabricar cerveza al otro lado de sus muros de clausura. En 1952 se reanudó la producción de la cerveza de abadía de Leffe, gracias a los esfuerzos de Lootvoet, una cervecera establecida en Bruselas.

El contenido de la botella tiene un tono turbio que lo distingue de cualquier otra cerveza clásica con un burbujeo denso; al verterla en la copa aparece con una corona de espuma que asemeja un merengue dulce, espeso, graso y cremoso; huele a naranja, clavo, canela, levaduras, cereales y a atardecer de verano con humo de hoguera (Qué bien me ha quedado).

Rejuvenecerás si la bebes bien fresca y desearás un nuevo sorbo, no olvides que el mejor trago de cerveza es siempre el primero, así que suda la gota gorda, cárgalo de sed infinita y arrima esa copa helada tan chula hasta tus labios. Y echa un largo trago sintiéndola dentro de ti hasta que te haga perder el conocimiento.

Eso he hecho esta tarde, y en ello estoy: Entre medio borracho y medio perdido el conocimiento. Qué buen rato hemos pasado y las risas que nos hemos echado... ¡Ufff que sensación!


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