sábado, 23 de abril de 2011

La espera

Se despertó sobresaltada, estaba sola en la habitación, aunque se sentía acompañada. Notaba un abrazo invisible, un calor tranquilizante, un olor conocido, un aliento cálido, un tacto inconfundible... Los débiles destellos de la luna llena entraban por la ventana e iluminaban levemente la cama, las cortinas hacían sombras extrañas en las paredes, y las sábanas blancas deslumbraban a los ojos. Pero no tenía miedo.

Se levantó intentando alejarse de esa sensación de abrigo, bajó las escaleras lo mas suavemente que pudo intentando esquivar ese escalón que rechinaba, agarró el pomo de la puerta y la abrió. La luz que entró la cegó por un instante hasta que sus ojos se hicieron a ella. Avanzó descalza por el camino hasta la colina, se acercó al límite de los árboles mientras el fuerte viento peinaba su largo cabello, miró al horizonte fijamente intentando divisar algo que parecía moverse lentamente. Lo vio… y sonrió.

Él se fue acercando poco a poco mientras ella esperaba ansiosa, sin miedo, lo esperaba desde hacía mucho tiempo. Tanto sufrimiento, tanta amargura, tanta soledad, tantos sentimientos encontrados. Todo sería ya un recuerdo. Él llegó hasta ella, y ella le reconoció. Él le sonrió dulcemente y la abrazó, y ella se dejó llevar como si estuviese en un sueño.

Su luz la absorvió por completo y ambos desaparecieron. Como el viento.

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