sábado, 22 de octubre de 2011

El Rey León en Madrid

El estreno oficial de El Rey León, la producción española del exitoso musical de Disney Theatricals, tuvo lugar ayer por la noche en el Teatro Lope de Vega de Madrid. Una noche de gala que por primera vez se retransmitió en directo a través de internet, causando gran expectación. He tenido la gran suerte de poder ver este Musical hace casi 7 años en el Lyceum en Londres, donde aún hoy sigue en cartelera y sinceramente me pareció una gran obra de arte, el montaje, los actores, las máscaras, todo en general es un verdadero espectáculo. Lo recomiendo 100% a todo el mundo, grandes y pequeños, os hará viajar... Hacedme caso, no os defraudará.


El espectáculo pone en alza valores como la lealtad, la valentía, la relación padre-hijo o el amor. Momentos emotivos dejan paso a otros donde la risa es inevitable gracias a divertidos personajes. Además, el guión, adaptado al castellano por Jordi Galcerán, hace diversos guiños a la idiosincrasia y costumbres españolas que son fácilmente reconocibles por el público (Esto no me convence mucho...).


Amanece en el escenario del Lope de Vega transformado esta vez en la sabana africana. Un gran acontecimiento está a punto de suceder y el público va a ser testigo. El sabio y hechicero mono Rafiki (Brenda ‘Brinzo’ Mholongo) se encarga de anunciarlo a través de un conjuro ancestral “Nants´ Ingonyama”. Comienza “El ciclo vital”, de Elton John y Tim Rice, uno de los números de apertura más espectaculares de la historia del teatro musical. Las jirafas avanzan lentas junto a las elegantes gacelas y las cebras. Los pájaros aletean, los rinocerontes y hasta el pesado elefante aparecen frente a los boquiabiertos espectadores. Todos los animales inundan el patio de butacas encaminados hacia un punto común: la roca de los leones. Zazú (el navarro Esteban Oliver), el consejero real, sobrevuela el cielo. Todos miran hacia arriba y un cachorrito de león abre los ojos por primera vez al mundo. Es Simba, el futuro Rey León…


Tras este primer número musical el público ha aplaudido y vitoreado emocionado. Pero el espectáculo no ha hecho más que empezar y aún queda mucho por ver. Mufasa (David Comrie), el actual Rey de la selva enseña a su pequeño hijo los límites de su reino y cómo debe comportarse un futuro monarca. Pero el pequeño está más interesado en jugar con su amiga Nala y meterse en líos, algo que aprovecha su despiadado y envidioso tío Scar (Sergi Albert), un león inteligente pero nada fiero que ansia obtener el trono. Para ello preparará todo tipo de trampas con la ayuda de las hienas Shenzi (Damaris Martínez), Banzai (Jorge Ahijado) y Ed (Alejandro de los Santos), que se venden siempre al mejor postor. Mientras se cuenta la historia, se intercalan espectaculares números que muestran cómo es la vida en la selva.


En el segundo acto Simba (Carlos Rivera) se ha convertido en un joven y fuerte león pero se encuentra lejos de las tierras dónde se crío porque un desafortunado accidente le obligó a marcharse. Todos piensan que ha muerto. Con sus dos nuevos amigos Pumbaa (Albert Gracia) y Timón (David Ávila), un jabalí y un suricato de lo más simpático, vive entre baños, siestas y festín de insectos. Su lema, Hakuna Matata, les impide preocuparse por los problemas. Pero mientras Scar se ha apoderado del reino dejándolo desolado y sin comida ni agua. Nala (Daniela Pobega) también ha crecido y decide huir y vuelve a encontrarse con Simba después de tantos años contándole la situación. ¿Será capaz el Rey legítimo de enfrentarse a sí mismo y a su propio destino?


Las canciones de la película de Disney se repiten en el escenario y también otras nuevas y adicionales (“Él vive en ti”, “Shadowland”, “Endless night” o “One by one”) creadas por Lebo M, Julie Taymor, Mark Mancina y Hans Zimmer. Una banda en directo lo hace posible además de dos instrumentistas situados a ambos lados del escenario que se encargan de los ritmos tribales: bongos, maracas y timbales... Las danzas también trasladan al espectador a lejanos países de Oriente, de África e incluso Brasil. El trabajo actoral se destaca por la expresión corporal, las acrobacias y los apuntes circenses.


En un escenario diáfano, los diferentes espacios se construyen a través de elementos móviles construidos de cartón piedra que se mueven a través de raíles. Las diversas telas que cuelgan y los bailarines se encargan de recrear las lianas de los árboles, la hierba, las plantas, o el agua. Las sombras chinas escenifican algunos fragmentos de la historia mientras las luces y las sombras juegan a simular el día y la noche, incluso estrellada.


Los actores se transforman en leones gracias al elaborado maquillaje que apenas deja ver la piel y a unos ropajes de estampado étnico. Las máscaras, de madera y elaboradas a mano, completan la caracterización y se mimetizan de tal forma que es complicado saber dónde empieza el humano y dónde el animal. El resto de animales se construyen a base de armazones adheridos al cuerpo del actor e incluso con marionetas.

Al final del espectáculo todo el mundo se puso en pie ovacionando al elenco. Varios "¡Bravooo!" y fuertes aplausos se escucharon en el Lope de Vega, donde todo apunta a que EL REY LEÓN continuará rugiendo con fuerza durante muchos meses. Esperemos que a sí sea y que pueda volver a verlo de nuevo...

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