martes, 17 de mayo de 2011

Los niños esclavos

Leyendo la revista que viene junto al periódico los domingos, XL Semanal, me he encontrado con este interesante artículo hablando sobre los esclavos que existen en Haiti en la actualidad,  familias que tienen como esclavo a un niño o una niña. Merece la pena echarle un vistazo al artículo para que seamos conscientes de que en pleno siglo XXI, todavía existen situaciones que parecen inimaginables. Sacad vuestras propias conclusiones...

Los llaman "restavecs" (del francés: rester avec, quedarse con) porque viven con una familia que no es la suya. Pero no son niños adoptados, sino esclavos. Quienes los explotan, muchas veces, también son familias pobres. A cambio de alimentarlos, tienen un sirviente sumiso o sometido por la fuerza. Hay unos 300.000 en Haití.

Bajo la mirada del amo

Marie Ange tiene 12 años y es esclava de Marie, la mujer que la explota en la villa de Nazon, en Puerto Príncipe. Los restavecs son una tradición tan arraigada en Haití que su ama no ve nada malo en lo que hace. Tiene cinco hijos y vive en condiciones miserables, pero recogió a Marie Ange como restavec para que trabajase para ella. A cambio de comida, Marie Ange tiene que levantarse al amanecer, antes que los miembros de la familia, hacer la comida, buscar agua del pozo, limpiar dentro y fuera de la casa, hacer la colada y vaciar los orinales... y no puede acostarse hasta que toda la familia lo haya hecho.

"Ellas están para eso"

Suse, de 17 años, friega los platos bajo la vigilancia de su ama, Marie-Françoise. Otros cuatro hermanos de Suse también son restavecs. La mayoría, como Suse, no vuelve a ver a sus padres cuando los entregan, pero ella sigue en contacto con sus hermanos. Gran parte de estos esclavos son niñas, hasta tres veces más. Y casi todas sufren violencia sexual. Se considera "normal" que los hijos de las familias que las acoge tengan sus primeras experiencias sexuales con ellas. En créole hay un nombre para las niñas en esta situación, como Suse, la pou sa, que quiere decir "ellas están para eso". Por supuesto, nadie denuncia las violaciones.
Sobrevivir entre golpes

Evens, de 12 años, muestra el cable con el que lo golpean regularmente en el barrio de Coquillot donde vive como restavec. Los golpes e insultos a estos niños esclavos son una constante. Tanto que hay una especie de látigo, llamado rigouase, hecho con un nervio de vaca, que se utiliza específicamente para "corregir" a los restavec. Como ellos están solos y no se les permite replicar -de hecho no pueden hablar si no se les habla-, aprenden a no reaccionar al maltrato. Simplemente sobreviven. Evens no se acuerda de cuándo fue entregado como esclavo. Debía tener unos dos años. Dice que le gustaría ver el rostro de su madre...
Un hueco como hogar

Andrée tiene 10 años y es esclava en Nazón desde hace dos años. El hueco debajo de la mesa de la imagen es su "hogar", el lugar donde duerme y donde se le permite estar cuando no está trabajando, que es 20 horas al día. Se levanta a las 4 de la madrugada y la familia que la acoge la golpea e insulta con regularidad. Ella nunca se queja. Su rostro inexpresivo y su mirada ausente le dan un aspecto anestesiado. Lo más que dice cuando se le insiste es que está cansada y que le gustaría ir a la escuela. Recuerda que, cuando vivía con su madre, antes de que ella la abandonase ahí, fue alguna vez a un colegio. Lo recuerda como lo mejor que le ha pasado nunca.

Un centro para la esperanza

A pesar de las dificultades para que la sociedad haitiana comprenda lo inhumano del sistema restavecs, hay varios centros de acogida para niños esclavos que intentan rescatarlos de las familias que los maltratan o, al menos, convencerlas de que les den algún tiempo libre para asistir al colegio o ir a jugar. El padre francés Stra fundó Lakay, con este objetivo. Desde el terremoto, todos los centros de acogida de niños de la calle están desbordados en el país. Así que el número de niños esclavos ha aumentado.

Las ONG alertan de que tras el terremoto se ha incrementado no sólo el abandono de niños, también el tráfico de menores, a veces, incluso secuestrados. Los pequeños no siempre acaban en familias pobres, sino muchas veces en familias acaudaladas de Puerto Príncipe que los tratan como esclavos. El tráfico de restavecs no es un mal negocio, aunque su precio sea "barato". En la actualidad se puede comprar un niño en Haití por 150 dólares.

Fuente: XL Semanal, Nº 1229. www.xlsemanal.com

1 comentario:

  1. Una vez más se demuestra que sin educación no hay nada. Dan ganas de ir puerta por puerta y partirles la cara a esas familias, pero en realidad son un eslabón más de la tragedia.
    Educación!!! Y a poner en práctica lo que nuestros vecinos los franceses nos enseñaron: igualdad, libertad y fraternidad.

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