lunes, 15 de agosto de 2011

Inutilidad humana

De regreso a casa ayer en la villavesa, dos amigos charlaban sentados a mi lado. Al parecer uno de ellos trabajaba en un taller. No sé cómo empezó la conversación entre ellos, pero cuando yo me introduje en ella, el primero le contaba al segundo que esa semana había ido un cliente al taller y tenía los paragolpes, los bajos del coche, las puertas, las llantas llenos de golpes, arañazos, raspazos, etc. ¡Lo que se dice hecho un cuadro!

Éste extrañado le había preguntado porqué tenía el coche en ese estado y el otro, tan tranquilo, le había contestado que cuando de normal va conduciendo suele dormirse y que, según la carretera, si hay bandas sonoras en el suelo marcando el arcén, y el coche se le iba saliendo, al notar la vibración se despertaba de golpe... Yo, que estaba sentado a su lado, al igual que el amigo con el que hablaba, estábamos entre atónitos y descojonados de risa (yo sólo mentalmente) porque el tío la verdad lo contaba con mucha gracia. Yo me hacía preguntas en mi mente lleno de curiosidad y el amigo, con más curiosidad que yo, hacía de portavoz y le preguntaba casi las mismas que yo imaginaba.

No contento con esto, el cliente le sigue contando tan pancho que eso le ocurre en las carreteras que hay bandas sonoras, pero que si no tiene esa suerte, suele ser el quitamiedos el que le para y hace que no se salga de la carretera y se vaya por un precipicio. ¡Anda y jódete! Y de ahí los golpes que tiene por todo el coche. Yo ahí ya no podía aguantarme la sonrisa en mi mente, y ya me descojoné abiertamente al igual que ellos dos. Me preguntaba cómo era posible que alguien se quedase dormido mientras conducía, aunque trabajase mucho, que metiera muchas horas en el coche, que condujera de noche…  no sé, no es normal que un tío se quede dormido al volante un día sí y otro también. Eso no es posible.

Y lo mas gracioso es que al decirle el del taller, que lo que le pasaba no era normal, que fuera al médico, que era un peligro público y que denunciable, éste con toda tranquilidad le decía que siempre le había pasado lo de quedarse dormido y nunca le había pasado nada ¡A cuadros estábamos los tres! Hasta que un día la monte gorda. Estoy seguro que este tío el día que se decida a ir al médico, será el día que de camino al ambulatorio se saldrá de la carretera, porque se ha dormido claro está, y se matará. Y espero que sólo él. ¡Muerto el perro se acabó la rabia! Solucionado el problema.


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