viernes, 12 de agosto de 2011

Vacaciones de verano

Durante muchos meses todo el mundo está esperando las vacaciones de verano como agua de Mayo. Son días en los que no tienes necesidad de poner el despertador, no tienes que madrugar y tu único pensamiento es “A ver cómo me voy a aburrir mañana”. La mayor parte de las veces no son ni 15 días seguidos, sino una miserable semana, pero de todas formas a todos nos parece poco. Ansiamos que llegue el último día de trabajo para salir a toda leche por la puerta como si fuera la última vez que lo hacemos, solamente para sentirnos libres al fin durante unos cuantos días del yugo de nuestro trabajo. Tenemos unas ganas locas de llegar a casa, vamos corriendo sin darnos cuenta y mientras vamos yendo, ahí es donde definitivamente llegamos a la conclusión de que ya han comenzado nuestras vacaciones. No hace falta tener ningún plan, ningún viaje a la vista, estamos ya de vacaciones y eso es lo que importa.

¿Qué situación o situaciones aparecen o pueden aparecer en esos momentos de alegría desmedida? Pues tres situaciones básicamente. La primera suele ser que cuando tú tienes vacaciones, sólo tú tienes vacaciones. Todo el mundo está trabajando, con lo cual te quedas mas sólo que la una.

La segunda es la contraria. Cuando todos los demás tienen vacaciones ¡oh casualidades de la vida! tú eres el único que trabaja; así que mientras que ellos quedan para salir por ahí, viajar, hacer excursiones, etc. tú estás pringando como un cabrón.

Y por último, la tercera situación posible que es la más importante y la menos deseable, sin duda. Consiste en que tus amigos y tú coincidís en las fechas de vacaciones al mismo tiempo pero, sin saber cómo ni porqué, todo el mundo se ha montado ya sus vacaciones particulares y tienen planes por su cuenta para largarse en la misma fecha, exactamente en la misma, no un día antes o dos, ni uno después ¡No! ¡El mismo día!, con lo que te das cuenta que vas a estar otra vez más solo que un perro abandonado durante al menos una semana mientras todos están por ahí disfrutando del sol, de la playa, de la montaña... de lo que coño sea.

Bien es cierto que puede darse el caso de que tú ya te hayas ido de vacaciones y hayas dejado a alguno de tus amigos en la misma situación que aquí se critica, pero siendo egoista, ese no es el caso ahora (...). La única esperanza a modo de alivio espiritual momentáneo es desear el mal ajeno a pequeña escala, del tipo: “¡Ojalá les caigan chuzos en punta!”; al fin y al cabo es gente a la que quieres y aprecias pero, por otro lado, también la lluvia es muy necesaria para el campo, todos lo sabemos ¿no?

Resignación… y sobre todo, no perdamos la sonrisa.



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